La cultura de la bicicleta en Europa y USA

Ciclismo en USA

El número de personas que practican el ciclismo con regularidad en el Canadá y los Estados Unidos ha aumentado constantemente en los dos últimos decenios.

Estas cifras representan los promedios nacionales pero son mucho más altas en las ciudades que invierten significativamente en infraestructura para ciclismo. Portland, a menudo reconocida como la ciudad más grande de Estados Unidos para el ciclismo, aumentó el número de viajes en bicicleta por año casi seis veces entre 2010 y 2020, lo que representa casi el 6 por ciento del transporte total. En cuanto a los viajes por motivos de trabajo, el uso de la bicicleta alcanzó un máximo del 18 por ciento de todos los desplazamientos en 2020. quizá también llevados por interesantes ofertas en bicicletas hechas por los grandes centros comerciales de USA.

En general, el ciclismo es más popular en las comunidades occidentales, especialmente en las zonas urbanas densas, los barrios aburguesados y las universidades. Sin embargo, ciudades como Chicago, Minneapolis y la ciudad de Nueva York también han experimentado un enorme crecimiento de la población ciclista, lo que sugiere que el tiempo y el clima no son los únicos factores que influyen en el uso de la bicicleta.

Vale la pena señalar que los ingresos pueden tener un impacto en la razón por la que la gente anda en bicicleta. Las poblaciones más ricas tienen más probabilidades de ir en bicicleta por ocio, mientras que las poblaciones de bajos ingresos tienen más probabilidades de ir en bicicleta por motivos utilitarios, es decir, para ir al trabajo o a la escuela. En otras palabras, la bicicleta puede ser más un pasatiempo divertido que un medio de transporte deseable. La mayoría de las personas que andan en bicicleta con regularidad sólo lo hacen porque no pueden permitirse el lujo de conducir.

Europa

Mientras que los americanos pueden enorgullecerse de su creciente cultura de la bicicleta, el ciclismo ha sido omnipresente en las comunidades europeas durante décadas. En Dinamarca, el 16% de todos los viajes se hacen en bicicleta y el 25% de los viajes de menos de 3 millas. Al igual que en Norteamérica, en las zonas urbanas se utiliza más la bicicleta que en las rurales y se estima que el 50% de los residentes de Copenhague van en bicicleta al trabajo o a la escuela. La propiedad de la bicicleta es otro gran indicador; el 90 por ciento de la población de Dinamarca tiene una bicicleta, mientras que sólo el 56 por ciento tiene un coche.

La situación es similar en los Países Bajos. En Ámsterdam, que tiene una población de 779.808 habitantes, hay 800.000 bicicletas y sólo 263.000 coches, ¡es decir, más bicicletas que personas! El número de usuarios también es alto, ya que alrededor del 63% de los daneses usan la bicicleta todos los días, lo que representa el 48% de todo el tráfico de la ciudad (en comparación con sólo el 22% de los vehículos).

Entonces, ¿por qué es más común el uso de la bicicleta al otro lado del Atlántico? Resulta que hay un par de amplias distinciones a considerar:

En América del Norte, dependiendo del lugar donde se viva, la cultura de la bicicleta puede parecer más bien una subcultura, o incluso una contracultura popular entre los grupos que se diferencian de la corriente principal al pregonar estilos de vida "más saludables" o "más sostenibles". (Dependiendo de tu visión del ciclismo, podrías incluso llamar a estas personas "chiflados" o algún otro derivado). En Europa, la cultura es muy diferente, ya que el ciclismo es más omnipresente, incluso indistinguible, de la norma. Greg Hascom escribió una serie de artículos para Grist hace un tiempo. Documenta su experiencia en el refugio de la bicicleta de Copenhague, donde, señala que la gente está "tan cómoda en sus bicicletas como nosotros [los norteamericanos] en nuestros coches".

Dinamarca y los Países Bajos son el hogar de algunas de las comunidades ciclistas más reconocidas del mundo, y no están limitadas a los veinteañeros que van en bicicleta entre clases en el campus. El ciclismo es común en toda la demografía holandesa -hombres y mujeres, viejos y jóvenes- que se desplazan regularmente en bicicleta durante todo el año. Van en bicicleta al trabajo, a la escuela, a la guardería, a las tiendas de comestibles, a los eventos... lo que sea, y la bicicleta es el camino a seguir.

Lejos de las bicicletas de alto rendimiento que se ven en muchas ciudades estadounidenses, la mayoría de los habitantes de Copenhague usan bicicletas de crucero pesadas con guardabarros anchos, cestas grandes en la parte delantera y/o estantes en la parte trasera. Las bicicletas son un medio para ir de un lugar a otro, y poco más. Hay poco espacio o interés para que las bicicletas adquieran símbolos de estatus, y muchas sufren el abandono y el deterioro típicos de los vehículos de trabajo/utilitarios.

La vestimenta de los ciclistas tiene una estética similar de "función sobre la moda". En lugar de tejidos sintéticos de lycra o spandex, los habitantes de Copenhague se visten con sus vaqueros, faldas u otros trajes de negocios. Si lee cualquier revista de ciclismo estadounidense, verá página tras página de equipos de diseño y accesorios de los atletas patrocinados. Sin embargo, como señala la revista de la BBC sobre los ciclistas de Ámsterdam, "La bicicleta es una parte integral de la vida cotidiana más que un accesorio de un especialista o un símbolo de un estilo de vida minoritario, por lo que los holandeses no se preocupan por tener el último modelo de bicicleta o aparatos de alta tecnología".

Infraestructura o entusiasmo: ¿Qué es lo primero?

Aunque la mejora de la infraestructura de la ciudad y el crecimiento de una cultura ciclista vibrante y dominante puede parecer que no están relacionados, los dos están de hecho estrechamente conectados. La infraestructura apoya al ciclismo reduciendo barreras como las rutas inconvenientes y las amenazas percibidas a la seguridad. Pero sin una fuerte participación de los ciclistas, puede ser difícil para los municipios justificar los gastos en favor de la bicicleta. Por ello, puede ser difícil saber qué debería ser lo primero, el entorno de la bicicleta o las bicicletas, y puede ser un caso diferente para las distintas comunidades.

Independientemente de cuál es más eficaz, ambos están cada vez más extendidos en América del Norte. Ya hemos mencionado cómo las principales comunidades ciclistas de América del Norte han invertido mucho en infraestructura. La educación y la visibilidad también pueden tener un gran impacto. Los eventos ciclistas de masa crítica pueden ser un gran medio para aumentar el entusiasmo y el estímulo, mostrando la demanda de apoyo municipal y aumentando la conciencia y la seguridad entre los conductores.

También hay señales de que la próxima generación de viajeros puede tener sus propias ambiciones de desplazamiento. Un estudio reciente de la Universidad de Michigan muestra que hay menos jóvenes que conducen que en años anteriores. Los jóvenes menores de 16 años fueron el único grupo que perdió su proporción de población ciclista.

Apoyar el desarrollo de la cultura y la infraestructura

A medida que los entornos urbanos de América del Norte evolucionan, estamos viendo un cambio hacia un diseño de sitio con propósito que integra múltiples objetivos en los paisajes de la ciudad. Los espacios que construimos hacen declaraciones significativas en términos de cómo queremos vivir y los estilos de vida que apoyamos. A medida que nuestro entusiasmo por la bicicleta aumenta, también lo hace la gama de diseño de productos e infraestructura. Los nuevos desarrollos no necesariamente requieren ajustes importantes, sino que deben reforzar la integración perfecta.